jueves, 10 de diciembre de 2015

¡¡¡PINEDO PRESIDENTE (cautelar)!!!



En su obra El Inglés Juan Carlos Gené hacía decir a un asombrado invasor Beresford ¿Qué hace un Pinedo entre nuestros enemigos? Este era otro Pinedo. Luego la familia se encaminó.

En 1833, otro Pinedo se rindió heroicamente a los ingleses para que se quedaran con las Malvinas. Claro, los otros tenían más cañones y el coraje no es para todos.

El que llamamos el viejo Pinedo, el del Banco Central que no era de la República que inventaron los conservadores en 1935, era un abanderado del cipayaje. Había debutado como socialista pero lo echaron del partido por casarse por la Iglesia, aunque siempre dijo ser marxista (porque trabajaba para agudizar la contradicción entre ricos y pobres). Luego fue ministro del fraudulento Justo y fue el factótum de la renovación de la dependencia.

Siendo ministro contó en el Congreso –porque lo habían descubierto los diarios- que como abogado de las empresas de ferrocarriles ingleses había cobrado una millonada de libras por confeccionar un plan para comprarles los ferrocarriles a alto costo.

Pero tuvo que llegar el siglo XXI para que la familia tuviera un presidente. En parte, por cortesía de Cristina, que recomendó al bloque mayoritario de FPV que le diera la vicepresidencia del Senado porque, aunque sólo tiene cuatro senadores, su bloque era el del presidente electo.

Hasta tuvo la elegancia de agradecerle a la presidenta el gesto. Pero no repitió la conducta cuando la parte corrupta del Poder Judicial –que no la Justicia- le regaló una presidencia de doce horas mediante una payasesca medida cautelar.

Así, Federiquito alcanzó la cúspide a que siempre aspiró su linaje. Cautelar y todo, es (escribo a las 0nce de la mañana del 10 de diciembre) “presidente”.

Sin embargo, no tendrá tiempo de desnacionalizar el Banco Central ni de firmar tratados humillantes con el príncipe de Gales o los plebeyos buitres. Ya hay otroa –el presidente a la cabeza- que lo harán por él.



Por suerte, ayer, en Plaza de Mayo, se mostró que sigue habiendo un pueblo que se puede despertar y dejar de votar contra la Cadena Nacional y a favor de la abolición de la Asignación Universal, o Aerolíneas, o el Anses, o la dignidad de no presentar los planes económicos ante el Tesoro norteamericano antes que a sus futuras víctimas.

La Historia no termina hoy.



Enrique Manson

10 de diciembre de 2015

miércoles, 9 de diciembre de 2015

GRACIAS CRISTINA Y HASTA SIEMPRE

GRACIAS CRISTINA Y HASTA SIEMPRE
A pesar de las bombas
de los fusilamientos
los compañeros muertos
los desaparecidos
no nos han vencido

Hacia 1997 o 1998, yo daba clases de historia argentina del siglo XX en un instituto de formación docente. Se cursaba el último año de la carrera, el cuarto, y los alumnos eran muchachos grandes, que ya habían recibido tres años de formación. Tenían ya un conocimiento más que mediano de nuestra historia. Me conocían a mí –había sido su rector durante todos esos años- y sabían de mi pensamiento político, histórico y social.

No me acuerdo en que circunstancias comenté que me parecía imposible que llegara a ver en vida una Argentina como la que siempre había soñado. Habíamos pasado el horror de la tiranía criminal, el alfonsinismo no había querido o sabido encontrar el rumbo, y vivíamos el triste carnaval del menemismo; las perspectivas no eran las mejores.

Alguna vez, Saúl Ubaldini contó cómo había conocido el mar. Alumno destacado en la escuela primaria, el futuro líder de la CGT ganó un concurso cuyo premio consistía en un viaje a la Colonia Turística de Chapadmalal, cerca de Mar del Plata.
Muchas veces me tocó escuchar cómo chicos contemporáneos míos habían llegado por primera vez a los zapatos de cuero, a la pelota de futbol, a la muñeca, gracias a Evita o a Perón.
Yo viví una niñez de clase media. No en la riqueza, pero tampoco había padecido privaciones. Siempre que los necesité tuve zapatos de cuero, no me faltó la pelota de futbol y, como se puede suponer, sólo mi hermana menor jugaba con muñecas.
Mi adhesión al peronismo surgía de ideas y valores y se había fortalecido con el estudio.
En los últimos años del siglo pasado y los primeros del XXI la catástrofe sufrida por la Argentina fue destruyendo todos y cada uno de los logros de muchos años de construcción. Especialmente de aquello que se había construido entre 1943 y 1955. Y yo sufría –como la gran mayoría- al ver que se alejaba hasta la esperanza de recuperar algo de lo perdido.
En esas circunstancias se produjo aquél diálogo con mis alumnos. Yo creía que no iba a alcanzar a ver Una Patria Grande y un Pueblo Feliz. Ellos trataron de consolarme diciéndome cosas como: Profe, pero usted no es tan viejo. Y el tan sonaba así, resaltado y en negrita. Y yo les contestaba, resignado, Pero no voy a vivir hasta los 100 o 120 años, y nuestra Patria no se va a recuperar antes.
Sin embargo, desde un 25 de mayo de 2003 las cosas empezaron a cambiar, cuando un flaco de la Patagonia anunció que no dejaría sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada. Y lo empezó a cumplir al día siguiente. Y las cosas siguieron con su mujer.
Y hoy yo también puedo decir que gracias a Néstor y Cristina tuve mis primeros zapatos de cuero. Que no fueron un par: La industria recuperada, el regreso de las paritarias, la jubilación para los viejos que no se tenían aportes, la asignación por hijo, el juicio y castigo a los peores criminales de nuestra historia, la recuperación de YPF y de Aerolíneas Argentina, la Unidad Latinoamericana. Y como para estrujarme el corazón y hacerme llorar a baldes en la Vuelta de Obligado, la recuperación de nuestra Historia.
Hoy estamos tristes por la que deja la presidencia. Sentimos, pese a nuestros años, el vacío y la soledad. Nos preocupa la orientación que ya insinúan los inspiradores del cambio, porque más allá de torpezas menores como las idas y venidas de aguinaldo y el impuesto a las ganancias, hay hechos gravísimos. Ya nos habíamos acostumbrado a que los planes económicos no se presentaran al departamento del Tesoro antes que al pueblo argentino. La canciller anuncia que no hay que asustarse del ALCA y amenaza a Venezuela. Los capos de las grandes empresas ocupan ministerios y los acompaña el hijo del jefe de la que fue CGT oficialista durante la tiranía de 1976.
Pero mañana, o pasado, recuperaremos el ánimo. Recordaremos la consigna popular que hemos mencionado
Hemos pasado momentos peores. Y sí, hubo bombas, hubo fusilamientos, compañeros muertos y desaparecidos, pero siempre renacimos. Porque la vocación de tener una Patria Libre y un Pueblo Feliz no ha muerto ni va a morir nunca.

Y a Cristina le decimos gracias por el regalo de doce años con los que parecía absurdo soñar, y le decimos hasta siempre, porque sabemos que la seguiremos teniendo a la cabeza del pueblo argentino.


Enrique Manson
Diciembre de 2015

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